En la fotografía de San Fermín, la fachada del ayuntamiento de Pamplona se alza imponente como el epicentro de las fiestas. El edificio, adornado con banderas de Pamplona, Navarra, España y la Unión Europea, representa la confluencia de identidades que hacen únicas estas celebraciones.
El vallado, visible en la imagen, marca el recorrido del famoso encierro que tiene lugar cada mañana, donde los valientes corredores desafían a los toros por las estrechas calles de Pamplona. Este vallado no solo es una medida de seguridad, sino también una estructura que se convierte en un espectador silencioso de las hazañas y emociones de los participantes.
Las flores decoran el entorno, aportando vitalidad con sus tonos blancos y rojos, y simbolizando momentos especiales, como la entrega de flores a los seres queridos o las que se ofrecen al santo durante la ofrenda floral de San Fermín.
En el ayuntamiento se celebran eventos emblemáticos como el chupinazo, que marca el inicio de las fiestas con el lanzamiento del cohete, congregando a miles de personas en la plaza. A lo largo de los días, la ciudad acoge la solemne procesión en honor a San Fermín, el animado Riau Riau con su música y danzas tradicionales, y el melancólico Pobre de mí, que cierra las celebraciones en un emotivo acto de despedida.
La fotografía captura también la anticipación de los niños que se preparan para ver a los gigantes y cabezudos pasar. Estas figuras emblemáticas desfilan por las calles, ofreciendo un espectáculo de alegría y tradición que encanta a personas de todas las edades. El pañuelo rojo atado al cuello es un testimonio de su participación activa en las fiestas y de su conexión con las tradiciones que se transmiten de generación en generación.
En conjunto, la imagen es un reflejo vibrante de los «momenticos» que transcurren durante las fiestas de San Fermín. Cada elemento de la fotografía, desde la arquitectura del ayuntamiento hasta los pequeños detalles como las flores o el pañuelo rojo, contribuyen a contar la historia de una celebración que une a Pamplona en una sinfonía de tradición, cultura y emoción.
