En los balcones del corazón pamplonés, las miradas se cruzan, las generaciones se encuentran y el rojo sanferminero une a vecinos y visitantes. La vida late en cada rincón: charlas, risas, emoción compartida. La arquitectura de colores alegres se convierte en el escenario cotidiano de una fiesta universal. Es San Fermín desde casa, con el alma en la calle.
