Mi ángel y yo

Tu vida comienza en ese instante en que se abren los corrales. Los primeros pasos son inseguros, pero enseguida vuelas por la Cuesta de Santo Domingo con las alas de la inocencia, despreocupado, feliz. Llegas como alborotado adolescente al Ayuntamiento, dejando atrás a los tuyos, que te gritan consejos que decides ignorar. En Mercaderes todavía conservas el ímpetu de la juventud, y sorteas con habilidad y un poco de fortuna las cornadas de esa curva traicionera que determinará tu porvenir. Detectando los primeros signos de fatiga, aminoras el ritmo en Estafeta. Aprendes a mirar de reojo, a burlarte de los sustos, a saborear la carrera sin saber todavía qué rumbo tomará.