14 de julio. Es mediodía en Pamplona. La Comparsa de Gigantes y Cabezudos se despide hasta el año siguiente, y con ella se va parte del alma de los Sanfermines. En la imagen, el Rey Europeo (Joshemiguelerico) camina hacia el interior del Ayuntamiento, mientras una lluvia de confeti rojo y blanco inunda la calle como una ovación suspendida en el aire. El resto de Gigantes aparecen al fondo, difuminados por la densidad del papel, como si se fundieran con la emoción del momento.
Esta fotografía captura el instante en que la fiesta se eleva y se disuelve al mismo tiempo: confeti que cae, reyes que se marchan, aplausos que se transforman en recuerdo. Un homenaje visual al final de una de las escenas más queridas de las fiestas donde la emoción se comparte entre mayores y pequeños.
